miércoles, 6 de marzo de 2013

Antioda a los fideos con salsa


Pronto será el momento de regresar a la rutina Universitaria, y no es sino todo un sacrifico el encontrarse frente a esta realidad para la juventud de todos los tiempos. Siguiendo la tónica de Nicanor Parra, y bajo mis propio matiz, quiero introducir el siguiente poema, dedicado a todos los universitarios, jóvenes, adultos jóvenes que alguna vez nos encontramos frente a la situación hilarante de comer un plato de “comida” (valga la redundancia) preparado por nosotros mismos, y es que quien no puede evitar toparse con los clásicos “fideos con salsa”. Quizás uno de mis más informales poemas es el que vengo a presentar en esta ocasión, pero que con una porción de sátira elevada al cubo y una pizca de verdad no superior a los cinco gramos, representa parte de la rutina que se enfrenta cada estudiante.

Antioda a los fideos con salsa 


¡Oh del grano agazapado!
            donde nace
la sepa
            de tu fibra
frágil e inconsistente.
Permítame cantarle esta algarabía
a los universitarios hambrientos de cada día.

Para preparar
tal manjar
de dioses,
no necesita usted de mucha
EXPERIENCIA.

Sólo ser un joven con poco tiempo,
algo de hambre
y
una olla
(No vaya a olvidarse de revisar su billetera
y encontrar lo que buscaba: Ni un Peso)

Vierta los fideos sobre agua caliente,
y deje reposar un rato…
            ¡prenda la estufa a gas!
y          deje     que      se cocinen
            a fuego lento.

Póngase una canción chilena, ¡bien chilena!
como AC/DC, Justin Bieber o algo de K-pop
y olvídese de que está preparando fideos
                        y vuelva a estudiar.

Cuando vuela a entrar en razón
                        ¡SALTE HACIA LA COCINA!
Vierta algo de Sal y revuelva…
            Si gusta y tiene algo de suerte
agregue salsa de tomate encima.

Ahora, sirva en un plato
            Y coma sus fideos pegoteados.
Si queda con hambre… vuelva a repetir el proceso.


Quise escribirla en tonada de una Oda como los famosos cantos de Pablo Neruda, pero con la hilarante gracia de Parra. No es esto sino una creación bajo grandes influencias que no puede evitar ser insignificante al ser comparado con figuras tales. Como mis días transcurren y se aproxima mi ingreso a segundo año de universidad, sólo me queda infundirme de nuevos pensamientos y buscar nuevos horizontes, para seguir experimentando y alimentando mi hambre de escritura, y por supuesto, para disuadir la espesa bruma del Derecho y sus condensadas letras.



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